viernes, octubre 13, 2006

La batalla por Wake

Wake es un atolón de tres islas (Peale, Wilkes y Wake), situado en el Pacifico Central, a 3.700 km de Hawai que estaba destinada a ser estación de aprovisionamiento para el trafico aéreo, y que como es natural, se convirtió en un objetivo de los japoneses para su ofensiva sorpresa que arrasaría Pearl Harbor. En Wake, había 1.261 civiles, la mayoría de la empresa constructora Morrison-Knudsen, que trabajaban en la construcción de instalaciones militares de la isla, en la que había 522 militares, la mayoría pertenecientes al 1er Batallón de defensa de Marines. Para defender la isla, apenas contaban con armas, 6 viejos cañones de 127 mm; 12 antiaéreos de 76,5 mm, y un puñado de ametralladoras pesadas; sin buques, vehículos salvo unos cuantos camiones y jeeps, a la espera de un radar que había guardado en los muelles de Pearl Harbor; sin minas o alambre de espinos con los que defender posiciones y con 12 cazas F4F Wildcat del VMF-211 llegados recientemente al atolón. Tras recibir el súbito impacto de la noticia del ataque japonés el 7 de diciembre de 1941, los mandos de la isla (el Comandante Cunningham de la marina y el Mayor Deveraux de los marines) se prepararon para lo peor, que no tardo en llegar. Algunos civiles se mostraron voluntarios para ayudar en la defensa, y aunque estaba por ver su valía bajo el fugo debido a su inexperiencia, un puñado de ellos fue incorporado como auxiliares, llevando las municiones y asistiendo a los artilleros de los cañones de Wake, además de colaborar en la construcción acelerada de refugios y búnkers.
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El 8 de diciembre, un escuadrón de bimotores japoneses basados en las Islas Marshall lanzaron el primer ataque sobre Wake. La isla, desprovista de radar y confiando en vigías para alertar de los ataques enemigos fue tomada por sorpresa; 8 de los Wildcat fueron sorprendidos en tierra siendo destruidos, así como muchos de los mecánicos y pilotos que corrieron en vano a preparar los aviones bajo el ataque fueron muertos o heridos. Solo sobrevivieron 4 aparatos que estaban de patrulla (que los japoneses consiguieron evitar). Los ataques continuaron durante los días siguientes, aumentando las bajas americanas, tanto de civiles como de marines; aunque la AA y los cazas del VMF-211 empezaron a hacerse notar derribando o tocando varios aparatos nipones.
El 11 de diciembre, una flota japonesa compuesta por un crucero, dos cruceros ligeros, seis destructores y dos buques de transporte, se acerco al amanecer con el objetivo de invadir Wake. Sin embargo fueron avistados a tiempo; sabedor de que los cañones navales podrían demoler Wake desde una distancia segura, fuera del alcance de sus cañones de 127mm, Deveraux ordeno que nadie respondiese el fuego, esperaba atraer a los japoneses al su alcance al mismo tiempo que el Mayor Putnam, ordenaba a sus cuatro Wildcat restantes alzar el vuelo. El Almirante Kajioka al mando de la flota sonrío expectante, creyendo que habían obtenido el factor sorpresa o que los ataques aéreos habían eliminado la artillería enemiga, acercándose confiadamente mientras abría fuego con sus cañones. Cuando se encontraban a menos de 4 km; los cañones americanos abrieron fuego casi al unísono; en la segunda andanada, el Yubari, el buque insignia de Kajioka fue alcanzado, en la isla de Wilkes, los cañones de los marines se anotaron el hundimiento de un destructor; otros buques fueron alcanzados; obligando la retirada de la flota; pero aun fuera del alcance de los cañones, la batalla no había acabado, los F4F Wildcat, armados con bombas se abalanzaron sobre los japoneses, hundiendo otro destructor; sin embargo la antiaérea alcanzo a los cazas de Putnam, que volvieron tocados a Wake; quedando uno inservible y otro dañado a espera de ser reparado. Tras el intento de desembarco, los japoneses habían salido malparados, habían perdido dos destructores, todos los cruceros habían sido alcanzados, otros tres destructores y los transportes de tropas también habían sufrido daños; el broche final llego a ultima hora, cuando uno de los Wildcat patrullaba las aguas que rodeaban Wake avisto un submarino y lo ataco, dañándolo gravemente, hundiéndose posteriormente por culpa de los daños recibidos. La moral en EE.UU., después del golpe de Pearl Harbor se elevo nuevamente; habían encontrado unos héroes, una referencia a la que dirigirse tras el fiasco del 7 de diciembre. Una solitaria isla, con un puñado de heroicos marines y civiles había rechazado a una fuerza japonesa más grande (aunque lo cierto es que la mayor parte de los civiles se escondieron en la maleza durante toda la batalla, unos pocos, alrededor de 200 lucharon codo con codo con ellos, mientras que otro grupo de 250 ayudo en lo que puedo en la construcción de defensas). Era un nuevo Alamo, aunque a pocos se les escapaba el resultado de la fortaleza tejana podría ser el mismo que tuviesen los defensores de Wake.
Durante los siguientes días, Wake siguió siendo castigada desde el aire, siendo la novedad el día 16 cuando a los bimotores basados en tierra se sumaron aviones de ataque embarcados. El día 21, un hidroavión PBY llego a la laguna, y con ellos las noticias de que una flota de auxilio había partido al rescate de la guarnición de Wake; tras recabar informes sobre la batalla, el hidroavión despego de nuevo a su base, llevándose consigo las cartas de algunos luchadores de Wake. Al día siguiente, los dos últimos cazas de Wake fueron derribados, no sin antes anotarse varias víctimas más en su haber. A partir de entonces, el personal aéreo superviviente se incorporo como infantería a la defensa de la isla. Al día siguiente, de noche, los japoneses volvieron con la firme intención de tomar Wake, y para ello tres grupos de asalto se dirigieron a la playa. Uno de 700 soldados en dos destructores reconstruidos para el desembarco, las Patrullera 32 y 33 desembarcarían en Wake, bajo el aeródromo; y otros doscientos hombres en otras embarcaciones menores harían lo mismo junto al campamento 1, en Wake y en la isla de Wilkes.
En la isla de Wilkes, los japoneses irrumpieron con ferocidad, obligando a los defensores a abandonar el cañón de 76,5 mm ante la presión, sin embargo, reagrupados, tres grupos distintos de americanos contraatacaron por separado, aunque al mismo tiempo, exterminando, literalmente, a las tropas japonesas; del casi centenar de soldados japoneses que desembarcaron, solamente dos sobrevivieron tras rendirse.
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El ultimo Wildcat en caer, pilotado por el Capitan Freuler se abalanza sobre un Kate al que derribaria instantes despues. Pintura de Sigheo Koike
Mientras en Wake, los japoneses volvieron a ser recibidos por fuego de artillería; escondidos en la oscuridad, unas luces para ayudar a los soldados a bajar al agua, guío involuntariamente a la intranquila dotación del cañón al cargo del Teniente Hanna; de 21 salvas disparadas, 18 alcanzaron el buque cobrándose no pocas vidas enemigas. Sin embargo, una vez en la playa, el cañón no podía apuntar a los soldados, y los hombres de la batería de Hanna lucharon con valentía mientras otro cañón, situado tras ellos, abría fuego intentando mantener a los enemigos a raya. Alrededor de la batería de Hanna se lucho con más virulencia que cualquier otro punto de la isla; los japoneses cargaron una y otra vez, siendo repelidos por los soldados y civiles de la posición que se vieron reforzados con algunos soldados más desplazados desde otras posiciones. Sin embargo, las bajas aumentaban y las municiones no tardarían en escasear, una transmisión desde Pearl Harbor le comunico que ningún buque de apoyo se encontraba en las proximidades; sin comunicación directa con los distintos puntos de combate, el Comandante Cunningham no tuvo más remedio que rendir la isla; aunque lucharon con valor, eso no cambiaría el resultado del combate. Ese mismo día, el Almirante Pye, preocupado por perder más barcos tras lo de Pearl Harbor ordeno que la fuerza de auxilio fuese retirada, a pesar de las airadas protestas de muchos marineros y soldados de la flota de rescate, la 14ª Flota Operativa dio media vuelta y se alejo de Wake. Si bien no hubiesen podido llegar antes que Kajioka a Wake, es seguro que hubiesen influido en la batalla, y aunque no se habría sabido el resultado de la batalla, es cierto que habían desaprovechado una oportunidad para infligir daños al enemigo.
Wake no fue una batalla decisiva, pero si fue una batalla por la moral del pueblo, sin ayuda, un puñado de norteamericanos habían presentado dura batalla a fuerzas enemigas superiores. Los americanos habían perdido a 124 camaradas, 75 de ellos personal no militar (197 hombres morirían en los años siguientes, bajo las durisimas condiciones de los campos de prisioneros o ejecutados en represalias japonesas como los 98 ejecutados a sangre fría en Wake en octubre de 1943 en venganza por un ataque aéreo americano). Sin embargo, en el empeño, los japoneses habían perdido alrededor de 900 hombres; una veintena de aviones habían sido derribados, y muchos más alcanzados por los defensores; la marina había perdido dos destructores y un submarino, así como otros 8 buques que habían sido alcanzados.
Fuentes:
Pacific Alamo de Jhon Wukovits

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