Año 280 a.c. Jerjes I, rey de los persas se lanzo a la conquista de Grecia, en un primer momento, su avance se muestra exitoso; abrumados por las superiores fuerzas numéricas, los griegos retroceden en Tesalia. Pronto, las polis griegas se reunieron en Corinto para trazar una estrategia de defensa común. Para anular la superioridad persa, se opto por frenar a Jerjes en el paso de Termópilas; un desfiladero que unía las montañas con el mar y que era la puerta de acceso a Grecia desde el norte. El paso en aquella época, apenas contaba con más de 15 m de ancho; anulando así la superioridad numérica de cualquier ejercito. Para comandar el ejercito se eligió a Leónidas I, rey de Esparta; que desgraciadamente no pudo contar con sus hombres debido a la festividad de Carneia, pudiendo solo llevarse a su guardia personal, 300 leales y aguerridos hoplitas. En las antiguas murallas tesalianas en Termópilas se congregaron hoplitas y soldados de diferentes polis griegas; Arcadia, Tebas, Tegea, Corinto, tespieos, ilotas (esclavos de los espartanos).... En total, 7.000 hombres, frente a las hordas persas de Jerjes que rondaban entre los 150.000 y los 250.000 hombres. Cuando Jerjes irrumpió en el lugar espero que su superioridad ahuyentase a los griegos, sin embargo, tres días después los griegos permanecían impasibles en sus posiciones. Deseando una victoria incruenta, mando un heraldo para pedir la rendición; se os perdonara la vida si entregáis las armas – dijo – Ven a por ellas – le desafio Leónidas. La moral estaba alta; cuando alguien comento que las flechas persas nublarian el cielo por la cantidad de arqueros que había, un hoplita contesto lacónicamente "mejor, a los espartanos nos gusta luchar a la sombra". Otra frase celebre de Leónidas era aquella en la que dijo, "no os preocupéis, Jerjes ha traído muchos hombres, pero ningún soldado".
Finalmente Jerjes lanzo a sus hombres a la batalla, pero tal y como habían previsto los generales griegos, lo estrecho del desfiladero, sumado la formación de falange (formación defensiva que consta de una línea de soldados juntos, con escudos para defenderse y portando lanzas de unos 2 m) hicieron estragos entre los persas; uno tras otro, los soldados chocaban contra los escudos y morían ensartados, teniendo finalmente que repelgarse. Sin descanso, Jerjes mando a su elite, los Inmortales, que según la leyenda, al caer uno, aparecía otro para sustituirle. Esperaba que estos hombres, enfrentados a los ya cansados griegos romperían la resistencia. A pesar de luchar con valor y arrojo, los 10.000 Inmortales no pudieron romper la formación griega y fueron rechazados. Al caer la noche, Jerjes y sus oficiales estaban abatidos, habían perdido numerosos hombres y la defensa griega no se había roto. Por si fuera poco, la flota persa había sido detenida en el cabo Artemison por la flota griega, invalidando rodear Termópilas por mar. Tres días duraron los ataques, y los persas fueron rechazados una vez tras otra. La moral estaba baja y si no conseguían la ruptura del frente, los suministros empezarían a escasear. Así ocurrieron tres angustiosos días para Jerjes sin poder derrotar a las fuerzas de Leónidas. Entonces, un griego, un traidor, Efialtes, revelo al rey persa por una suculenta recompensa un sendero que rodeaba las montañas. Sin dudar, Jerjes mando a sus tropas por allí. Cuando Leónidas se percato de la maniobra era demasiado tarde, y ordeno el repliegue de su ejercito para evitar que quedase atrapado y destruido. Él quedaría atrás con sus 300 leales espartanos para frenar a los persas; tespieos y tebanos también se resistieron al repliegue, y junto a los espartanos quedaron defendiendo el paso. Eran aproximadamente unos mil hombres los que aguardaron la acometida persa al día siguiente. Fue entonces cuando ocurrió el acto final; aquella iba a ser la ultima acometida, con la que Jerjes rompería la defensa griega de Termópilas y para sorpresa de Jerjes, los griegos, con Leonidas a la cabeza, salieron del paso y cargaron contra las lineas persas; en una dura lucha sin cuartel los griegos lucharon ferozmente contra los persas; debilitadas por el uso, las lanzas se quebraron, entonces echaron mano a lo que tenían para defenderse; escudos y espadas, palos y piedras, puños e incluso dientes. Poco a poco, los persas fueron ganando terreno, pero cada metro ganado lo ganarían con sangre. Ante la ferocidad de la resistencia, Jerjes ordeno la retirada, solo para dar paso a los arqueros que nublaron el cielo con sus flechas. Los últimos espartanos cayeron abatidos mientras protegían el cuerpo caido de Leónidas. Así fue como termino la batalla de Termópilas. Jerjes había logrado su ansiada victoria, pero fue una victoria pirrica; a pesar de las cerca de 2.000 bajas que tuvieron los griegos, el grueso de su ejercito logro escapar a la aniquilación. En Termópilas, los persas dejaron a 20.000 de los suyos; 20.000 hombres que no podrían combatir en las futuras e importantes batallas que vendrían después.
Gracias al tiempo ganado por Leónidas, los griegos pudieron organizarse y prepararse, la moral persa había sido tocada y posteriormente, en las batallas de Salamina y
Platea, los persas fueron derrotados por los griegos.
La heroica lucha de Leónidas en Termópilas ha pasado a la historia como ejemplo de sacrificio, valor y honor en defensa de la patria y los ideales. Posteriormente una lapida fue puesta en el lugar en que cayeron los espartanos, en ella puede leerse "Caminante, ve a Esparta y di a los espartanos, que aquí yacemos los que defendimos sus leyes".
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